miércoles, 30 de enero de 2013

El canto litúrgico en la CUARESMA

LA CUARESMA, como el Adviento, son tiempos litúrgicos no tan importantes como la Pascua y la Navidad. Estas son centrales, nucleares en el año litúrgico, y vienen precedidas cada una de su tiempo que las prepara: la Cuaresma es a la Pascua algo parecido a lo que es el Adviento a la Navidad.

Pero Adviento y Cuaresma son tiempos en que las comunidades cristianas están psicológicamente más predispuestas a la creatividad, a hacer cosas, a organizar algo...
Por esta razón debemos aprovechar estas disposiciones para mejorar y potenciar el canto.

"TIEMPO DE AUSTERIDAD" EN EL CANTO
No podemos olvidar que el tiempo de cuaresma es un tiempo penitencial; tiempo de austeridad, que se manifestará tanto en el ornato del templo como en el canto.

Esta austeridad hay que destacarla para que resalte más el gozo cuando se haga desbordante en la Pascua. Por este motivo, desde el comienzo de la cuaresma hasta la vigilia pascual queda prohibido adornar con flores el altar; no se recita ni se canta el Aleluya en ninguna celebración, incluidas las Solemnidades y las Fiestas.

En éste tiempo también se suprime el canto del Gloria. Sólo puede ser cantado (se recomienda que sea recitado para guardar la austeridad del tiempo) en la Solemnidad de San José (19 de Marzo) y de la Anunciacion del Señor (25 de Marzo).

Los instrumentos musicales no acompañan «festivamente», sólo se permiten para sostener el canto, como corresponde al carácter penitencial de este tiempo es decir, acompañan «prácticamente».
Un detalle la pedagogía maternal de la Iglesia es la excepción en todo este largo recorrido en la austeridad: El cuarto domingo de cuaresma, domingo Laetare (es decir, “Alégrate” por la proximidad de la Pascua), se permiten los instrumentos y el adorno discreto del altar con flores.

Como signo de austeridad no deberíamos cantar el canto antes de la bendicion final.
Sí debemos cantar la fracción del pan, El cordero de Dios, «que quita el pecado del mundo», y cantarla litánicamente, es decir, el solista repite varias veces la invocación y la asamblea va contestando «Ten piedad de nosotros», terminando la última vez con el «Danos la paz».

Tampoco hagamos sonar los instrumentos en momentos que son para el silencio, por ejemplo durante las ofrendas, y mucho menos durante la consagración, que no se debería hacer nunca.

En cuaresma, como en cualquier tiempo, debemos cantar, pero no debemos cargar de cantos la celebración. Demos oportunidades en este tiempo al silencio musical y a la austeridad en el canto.

CANTOS ESPECIFICOS EN CUARESMA
No es indiferente el hecho de preparar unos cantos u otros.
Cuando el grupo de liturgia organiza y selecciona bien una serie de cantos para la cuaresma está influyendo en los fieles (tal vez más que el sacerdote con su homilía).
Tenemos que cambiar el repertorio y mejorar la oferta musical para nuestras comunidades.

Ahora tienen que ser cantos específicos, de la misma manera que en adviento o en navidad; cantos que sean identificadores del tiempo en que estamos.

No podemos contentarnos con cantar (como la mayoría de los domingos) Juntos como hermanos o ¡Qué alegría cuando me dijeron!, como canto procesional de entrada; o el Pescador de Hombres en el canto procesional de comunión. A éstos los dejamos descansar un buen tiempo, pues ya tendremos ocasión de usarlos en tantos domingos del tiempo ordinario.

que han llegado a ser muy populares.

No hay comentarios:

Publicar un comentario